El Final


Me senté en tu cama,
Revolví mis entrañas
Desperté del abismo
Al ver tus ojos grises llenos de dolor aunados a una especie de melancolía inexplicable y palabras cortadas y selladas por la resignación mis ojos se humedecieron, mis poros brotaron cual flor en primavera y unas ansias infinitas de brindar un algo, quizás una sensación de autocalma por el reflejo de la compasión que inherentemente retroalimenta mi ego por el hecho de poder brindar bienestar ajeno me invadió,
no pude contener la desesperación,
mi alma gritaba y la tuya despertaba sus oídos,
Sentí tu dolor por los desprecios recibidos,
tus culpas llegaron a mí
Cada una de tus historias fue una expresión milesimal de un absoluto vacío
Cada palabra llenaba mis oídos y no quería desprenderme de las historias seguras,
de los amores inconclusos
de lo que ya se fue
de lo que quizás nunca ocurrió
de la incoherencia
de la liberación de tu dolor
de la desinhibición y solicitud de amor desesperada
de quien te escuche
de quien esté
de tus manos ásperas y frágiles
de tus ojos sin dirección
de la vida hecha pedazos
de lo realizado
del fin
Me levanté de tu cama y sin verte a los ojos te dije adiós.

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